La crisis de diésel empuja a empresas a achicarse y despedir personal. Una transportista anuncia la venta de su flota cero kilómetros y cuestiona al Gobierno por ocultar la gravedad del desabastecimiento.
La prolongada escasez de diésel en Bolivia empieza a pasar factura al transporte interdepartamental. María Eugenia Montaño, empresaria del rubro, confirmó que su firma comenzará a vender buses nuevos adquiridos recientemente debido a la imposibilidad de operar con normalidad. “No hay solución, con dolor en el alma digo que vamos a empezar a irnos”, declaró.
“Yo me arrepiento en el alma, todos los días, de haber votado por Arce. Todos los días”, expresó con frustración, en una entrevista con un medio de La Paz.
Montaño afirmó que la situación actual no solo amenaza la sostenibilidad de las empresas, sino también el empleo directo de al menos 220 trabajadores que dependen de su firma.
Según relató, la falta de combustible, sumada a la incertidumbre económica y la falta de respuesta efectiva del Gobierno, la ha obligado a poner en venta buses cero kilómetros en mercados del exterior como Paraguay y Panamá. “Teníamos fe en el país, pero ahora tenemos que pagar deudas, y la única forma es vendiendo los mismos buses”, afirmó.
Aseguró que han comenzado a buscar recursos para cubrir desahucios y salarios, mientras planifican el achicamiento de la empresa: “Tenemos alquileres, servicios, compromisos. Vamos a cerrar parcialmente. Esto ya es una quiebra”.
La empresaria responsabilizó al Gobierno por no transparentar la situación desde un principio. “Nos decían que el diésel estaba llegando, que solo era cuestión de tiempo. Firmamos documentos, aceptamos promesas, pero nunca nos dijeron la verdad. Si nos hubieran informado, al menos habríamos tomado previsiones”, denunció.
Montaño, quien es administradora de empresas, también cuestionó el manejo económico del Gobierno de Luis Arce: “Yo voté por él porque pensé que como economista iba a saber administrar. Me equivoqué totalmente. No se puede gobernar ocultando la información económica”.
El sector transporte se encuentra entre los más golpeados por el desabastecimiento de combustible. Las filas en surtidores persisten y la falta de un plan inmediato para destrabar los créditos externos —condición necesaria para continuar con las importaciones— ha agravado el panorama. “Si hasta el 27 no aprueban los créditos, el país se va a paralizar”, advirtió.
“Se van a quedar con la basura en la puerta, sin movilidad, sin taxis. Esto será como una pandemia sin virus. Y lo peor es que no hay solución en el corto plazo”, concluyó.
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